El plan era simple, pero parecía seguro. La comisaría se encontraba en la calle paralela a la que ellos se hallaban. Ignorando el sentido del tráfico habitual, deberían llegar allí en cuestión de pocos minutos. El agente encendió el motor de la ruidosa fugoneta. Los infectados que, hasta el momento, habían ignorado su presencia, comenzaron a avanzar hacia ellos. Arrancó la furgoneta y comenzó a descender calle abajo, sorteando los coches que habían quedado detenidos en mitad de la calle. Los muertos eran demasiado lentos como para seguir al vehículo, así que los dejaron atrás con facilidad. Una calle antes de llegar a la rotonda que permite avanzar hasta Deusto o el centro comercial Zubiarte, giraron hacia la derecha subiendo por la acera. Si conseguían transitar por esa calle sin problemas, tendrían a a la izquierda su objetivo.
Hilak, Iker Polo Tomé.
Todo parecía indicar que se trataría de otra (aburrida) jornada laboral más. Es verdad que en los medios se oían de fondo extrañas noticias sobre mordiscos y ataques violentos, pero lo único que alteró la rutina diaria de Luis era ese feo suceso que presenció cuando salió a tomar el café (Se lo repito, señora. Suelte al niño o nos veremos obligados a disparar). Algo que le dejó alterado y tuvo que pedir permiso para ausentarse. Pero tampoco tan raro ni tan fuera de lo normal. Ni siquiera resultaba extraño cortarse el dedo preparando la cena y llamar a Urgencias (estamos colapsados por esos raros ataques que están pasando por todo Bilbao [...] Lo mejor será que acuda a urgencias por su propio pie) y esperar a que lo atiendan (¿nadie le ha mordido, verdad?).
Otro (aburrido) día más en Bilbao hasta que...
"Un policía me ha mordido y sangro mucho. Las carreteras están colapsadas [...] Te quie"
"Si no hacemos ruido y no nos ven, aquí estaremos seguros"
"Hemos visto a esas cosas invadir medio Bilbao"
"¡Joder, son cientos!"
"Están subiendo de la calle de abajo ¡Nos van a rodear!"
"¡Vienen los muertos!"
Iker Polo Tomé, vecino de Leioa, músico, enfermero y motero se ha empeñado en demostrarnos que la expresión "muertos vivientes" se puede conjugar en el modo activo con Bilbao. Para ello nos ofrece el apocalipsis zombi a las puertas de casa. Una geografía ultrarreconocible en un estado completamente desconocido. Y aterrador.
El problema, además, es que los 'infectados' dan miedo. Pero los que quedan vivos dan aún más miedo.
Es curioso porque no encontraremos a lo largo de la novela tantas referencias como cabría esperar a las hordas de zombis que se arrastran profiriendo sonidos guturales en busca de cerebros frescos que morder. Están ahí y habrá que andar con cuidado para esquivarlos haciendo el menor ruido posible y buscando las vías menos obstaculizadas, pero los problemas gordos vienen de la gente que queda viva. En un mundo que ha quedado patas arriba lo más complicado es saber organizarse y adquirir destrezas nuevas que suplanten lo que ya no nos va a servir para la supervivencia.
¿Podría tratarse de un alegato sobre el miedo a las masas y sobre cómo destacar personalmente en estos tiempos líquidos? Podría ser, pero desde mi punto de vista, lo que este hombre-del-Renacimiento posmoderno pretende con ello es mostrarnos una suerte de pensamiento existencialista que entronca con la percepción camusiana del absurdo, esto es, debemos persistir contra lo absurdo del mundo para poder darle sentido con nuestros propios valores, de otra forma corremos el riesgo de provocar la destrucción de la vida no vivida, la angustia de quien está siempre hambriento, de quien ha perdido el sentido de lo que significa ser humano. En fin, que lo que posiblemente Iker haya pretendido ha sido angustiarnos de tal forma que recapacitemos sobre la vida que llevamos, sobre la vida que llenamos, sobre los vacíos que aceptamos y sobre los abismos que abrazamos. La vida, ese paseo que "pasa, pesa y, en ocasiones, pisa".
Puedes encontrar el libro "Hilak" en la sección local de la biblioteca.
Más información sobre el autor (pdf).
También te pueden interesar los ensayos de Julia Round (El horror de la humanidad) y Gordon Hawkes (¿Eres cereeeeeebro solamente o algo más?) recogidos en The Walking Dead: apocalipsis zombi ya o los textos editados por Mariano Urraco Solanilla y Juan García-García en Mundos Z: Sociologías del género zombi.
(jatorrizko irudia:©diogoammagalhaes) |
10:00 PM
Un libro que te mete en la historia desde el principio, que no quieres dejar de leer, te atrapa desde el principio.tiene reflexiones muy buenas