Mi padre se suicidó el 4 de mayo de 2001. Nadie sabe cómo un hombre de su edad y en su estado pudo burlar los controles de vigilancia, subir hasta la cuarta planta, encaramarse a una venta y arrojarse al vacío. Yo sí se cómo lo hizo. Puedo igualmente asegurar que, aunque parecieran unos pocos segundos... mi padre tardó noventa años en caer de la cuarta planta.
Tomando como punto de partida el suicidio de su padre, Antonio Altarriba se pone (literalmente) en su lugar y nos narra la historia de las personas que vivieron la colectivización de las tierras en la zona de Aragón y a los que luego les tocó perder la guerra y sus sueños.
Un álbum gráfico dibujado con el particular y expresivo estilo de Kim (muchos lo recordareis por las historias de Martínez el facha que publica en El Jueves) que logra conmover y hacer reflexionar a partes iguales.
El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim.
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- Arrugas, de Paco Roca. Si en El arte de volar, la residencia de ancianos y su particular ecosistema se trata de forma tangencial, en esta obra (Premio Nacional de Cómic 2008) el autor nos mete de lleno en ese mundo.
- Los días felices, de Laurent Graff. Antoine es un hombre normal: treinta y cinco años, buena salud, separado, dos hijos. Entonces, ¿en qué estaba pensando cuando decidió recluirse de por vida en una residencia de ancianos?
- El corto verano de la anarquía, de Hans Magnus Enzesberger. Las alpargatas de Durruti son un amuleto de suerte en la obra de Altarriba, si bien según la tradición, todo lo que Durruti dejó al morir fué ropa interior para una muda, dos pistolas, unas gafas de sol y unos prismáticos.
(Udalbiben argitaratua)
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